Sin
disfraces tras los que escudarse a pesar de caer en sábado
carnavalero, llegarían hasta Pamplona los hijos pródigos del Metal
carioca. No precisarían de adornos enmascarando su propuesta para
conseguir una fantástica entrada en la sala Totem, el crédito que
proporcionaba el cartel que habían conseguido reunir para esta gira,
sería más que suficiente. Con los veteranos Flotsam and Jetsam
picando a los de la vieja guardia, los Legion of the Damned a
todos los que aún no les habían contemplado, y los propios
Sepultura garantizando algunos de los mayores himnos del
género en directo, la noche prometía coqueteos con lo memorable.
Antes
del bolo sin embargo, rondaba la alargada sombra que lleva años
persiguiendo a los de Belo Horizonte, de conversación en
conversación, a modo de comidilla sobre la que todo el mundo tiene
que opinar, pocos se abstenían de pronunciarse al respecto. El hecho
de que Sepultura sin Max Cavalera siempre hayan sido considerados una
banda a media asta por un amplio sector del público, era el tema
estrella sobre el que enlazar comentarios. Evidente resultaba como la
“nueva” formación nunca ha llegado a despejar todas las dudas
que se cernieron sobre ella después de editado el Roots.
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