Luego de una semana extremadamente durísima por una perdida muy cercana, decidí irme a ver a Judas y Thin Lizzy.
La verdad es que ya tenía las invitaciones y pases a backstage. No es que iba a ir porque tenía ganas de manejar casi 2 horas, sino por lo anterior y que la verdad necesitaba que despejar la mente, distraerme.
Así que junto con mi compañera de delitos, prostitución y vagancia, tomamos la ruta 134 desde Hollywood en dirección San Bernardino.
Al llegar recogimos las entradas y tuvimos que esperar para que Darren Warthon nos recibiese (y los respectivos pases).
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