A más de once kilómetros de
profundidad, hasta cierto oscuro rincón en el que solo unos cuantos
bichos abisales sobreviven nos iban a sumergir sin piedad The Ocean.
El motivo que la banda liderada por Robin Staps alegaría para
semejante riada emocional, sería la presentación de su último
Pellagial en sociedad. Gota a gota, tema a tema el álbum iría
cubriendo todas y cada una de nuestras expectativas, el océano se
haría eterno dentro de una sala con el color azul diferenciando y la
noche entera para desbordarse.
Deberíamos obviar en esta ocasión
la tristemente habitual mención para la exigua audiencia que hasta
el recinto nos acercamos, estábamos los que teníamos que estar y no
éramos demasiados, apuntaremos tan solo. Un lujazo tremendo el
poder contemplar semejante elenco sin estrecheces, si te apetecía
pegarte de empujones te ibas delante y tenías lo tuyo, si por contra
la idea era contemplar el espectáculo alejado del contacto humano,
te quedaban multitud de resquicios desde los que avistar el escenario
sin tener que sudar una sola gota para ello.
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